20 de diciembre de 2013

FIESTA FIN DEL PRIMER TRIMESTRE

          El miércoles pasado, 18 de diciembre, celebramos en el Centro de Educación de Adultos de Bormujos la fiesta del final del trimestre. Estos primeros meses resultan siempre los más difíciles, de mayor trabajo, porque hay que adaptarse al método de enseñanza, del profesorado y alumnado; y los resultados no son siempre los esperados. Os animamos a seguir durante el resto del curso y a continuar trabajando en vuestra formación. Siempre el segundo trimestre va a mejor. ¡Ánimo!
El acto tuvo tres partes:
- Presentación de los grupos, alumnado y profesorado: motivación al venir al Centro.
- Lectura de un cuento de navidad.
- Merienda y momentos de convivencia entre todos,as.
- Actuación por parte de nuestros artistas José Luis Serrano y José Rey.

            A continuación os proponemos para la lectura un pequeño cuento de navidad.

  “UN SUEÑO AL ALCANCE DE LA MANO”
                                                                               Dedicado a Alfredo
      
        Érase una vez un pequeño pueblo de un lejano país de oriente en el que había unas montañas y un río. Sus gentes eran sencillas, trabajadoras y pacíficas.
             La mayoría de las personas del lugar vivían del esfuerzo de su trabajo, ya fuera por sus destrezas o habilidades manuales, como por sus cualidades mentales o talento recibido por la naturaleza.
           Por las cercanías al río, del que corrían unas aguas claras, frescas y abundantes todo el año, bajaban a ambos lados unas feraces tierras en las que los lugareños sembraban cereales, frutales y huertas. Entre los frutales destacaban los naranjales y campos de olivos.

        Una familia acomodada, que vivía en este pueblo, se ganaba la vida honradamente con la producción y el comercio del aceite de oliva. Del oro verde, como se le llamaba, y tan merecidamente, porque sus cualidades nutritivas, cosméticas y otras eran muchas.
          De esa familia destacaba el hijo menor, de un total de siete hermanos. Era un niño travieso, curioso y abierto. Le gustaba saber y preguntaba a cada instante. Solía jugar tiempo y tiempo sin pensar cuándo debía terminar. Por el niño fueron pasando los años; y el niño fue creciendo y creciendo. No obstante, en su interior seguía habitando la inocencia, los juegos y el ansia de saber.
          De entre todas sus cualidades, una de ellas era la mejor: el no ponerse límites.
           Muchas veces, la mayoría de las gentes son ellas mismas quienes se autocensuran y dicen: “eso no, porque no soy capaz; aquello no, que se van a reír de mí; lo de más allá, sí para que me equivoque o me salga mal… Y así, cuántos problemas ponemos como excusas para no hacer/pensar/sentir tantas y tantas cosas.
      Pues, nuestro personajillo era todo lo contrario:
- ¿Quién hace esto? – le decían en la escuela – Él, el primero.
- ¿Quieres aprender idiomas? – Sin dudarlo su respuesta era siempre un sí.
- ¿Quién va a tal sitio? – Yo. Apúntame –contestaba decidido-.
        Y así, todo era posible: ¡Los sueños al alcance de la mano! Parecía como si fuera diciendo: Sed felices, disfrutad del presente. No queréis creer que os ha tocado el premio de la vida. Daros, que es la forma más rentable de recibir… Pero nadie le creía.
        Un día aciago, se fue sin avisar: alegre como siempre, curioso como nadie, constante como pocos… 
     Pasó el tiempo. No sabemos cuánto, … ¡Mucho tiempo! Pero… volvió.
   Eran días cercanos a la Navidad. Y en el pequeño pueblo olía a castañas asadas, a mosto recién estrenado y a dulces de almendra y miel.
      En una fría noche de invierno, ya, se produjo como una ensoñación colectiva y todo el pueblo vio a través de una espesa niebla al niño silencioso, le oímos borrosamente y le sentimos llegar. Era él. Verdaderamente era él. Nos traía un mensaje. Un mensaje cargado de premios, de juguetes y de alegría.
       Vino a anunciarnos su particular Navidad:
“No os limitéis, no os pongáis trabas”. “¡Todo es posible!” “Hacedlo posible ustedes”.
“Disfrutad de las pequeñas cosas de la vida: una sonrisa, una comida sencilla, un paisaje. Aprended cosas curiosas, junto a unos amigos”.
“Sed un poco más niños. La vida es una aventura, un juego”.
“¡Que os digo que es verdad! ¡Que os ha tocado la más grande de las loterías y la tenéis en la mano! ¡Cogedla! Es la vida. ¡Vividla!” 
     Y… los habitantes del lugar, de aquel pequeñito pueblo con montañas y río de frescas aguas, esta vez, sí le creyeron...
                    Al Niño y…
     Vivieron felices y comieron perdices.
                                       Manolo Mora

           Para finalizar, os deseamos que paséis unas felices fiestas y un próspero año nuevo. Que empecemos el próximo año con renovadas fuerzas y ánimo para continuar con nuestra hermosa tarea.


                          "La educación es el arma más poderosa que puedes                        usar para cambiar el mundo"
                                        Nelson Mandela

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