Presentamos algunos trabajos del alumnado trabajados en "Creatividad literaria" en las siguientes tareas tipos:
- "El fuego de la memoria"
“Mocita de Tomares, pasa la barca”
Al escuchar estas sevillanas enseguida recordé cuando era moza:
Para ir a Sevilla pasábamos por la erilla, había una huerta de naranjos. Recuerdo cuando en primavera lorecía el azahar, era un olor delicioso. Después atravesábamos el río en barca hasta llegar a Sevilla. Aunque había varios kilómetros, a mí me parecía un paseo.
“Mocita de Tomares, pasa la barca”
Francisca Gil Domínguez.
Querido director de la Educación de Adultos:
Soy una alumna del colegio y quiero que pongas más días de clase, que son pocos.
También quiero aprender a escribir bien, matemáticas, lenguaje y de informática (manejar el ordenador).
Dos días a la semana son pocos.
Alguna vez durante el curso vamos de excursión.
Esperamos que nos dé lo que pedimos. Un saludo cariñoso de:
Una alumna, Ascensión.
A la mujer más bonita,
Que es a la que yo más quiero,
Juntos por fin decidimos
Seguir el mismo sendero.
Mucho tiempo ha transcurrido
Y yo aun todavía espero,
Con alegría y tesón,
Los dos la cima alcancemos.
Muy duro ha sido el camino
Y aún hoy lo sigue siendo,
Tú no desfallezcas nunca
Que yo te daré mi aliento.
Mas, cogidos de la mano
Nuestro caminar es lento,
Siempre juntos estaremos
Disfrutando del momento.
Tú mira siempre adelante
Es lo que de ti yo espero,
Con toda seguridad
Venceremos al sendero.
Melquiades Palacios
Bormujos, 8 de mayo de 2.017
Hola Lina:
Te conozco muy poco, pues no hace mucho tiempo que somos compañeras.
Pero me caes muy bien; me pareces una persona seria y formal. Es mucha la edad que nos separa pero yo te ofrezco mi amistad para todo lo que necesites de mí. Sé que tienes una hermana y que os lleváis muy bien. Me encanta la gente cuando sabe convivir como tú. La convivencia, para mí, es una cosa de las más importantes de mi vida. Me gustaría que tú me contaras cosas tuyas como si de una amiga se tratara.
Te deseo todo lo mejor para que seas feliz, que en esta vida cuesta la felicidad.
Me despido con cariño,
María Edicta Rodríguez
“El fuego de la memoria”
Yo tenía 16 primaveras. Una tarde de sábado, con una temperatura de la misma estación, echado en la cama, escuchaba música en la radio (en la voz del Guadalquivir, recuerdo). Por esas fechas y durante muchos años más, tuvimos la fortuna en esta ciudad de disfrutar de espléndidos aficionados y profesionales de ese medio y desde aquí me gustaría expresarle mi profunda gratitud.
Yo había quedado con mis amigos para salir a “ligar” como se decía entre nosotros; cuando anunciaron en la radio la emisión de una obra de música barroca de J.F. Handel, yo no la conocía y empezó a sonar aquella maravilla y me quedé alucinado; tanto que dejé de pasarla con mis amigos para poder terminar de escucharla.
… Todo esto me ha venido a la memoria al adquirir una localidad del Teatro Lope de Vega para la representación de esa magnífica obra de arte, que todavía no le he nombrado, se llama:
“Acis y Galatea”
Luis Yuste
NIÑEZ Y ADOLESCENCIA
Soy Melquiades Palacios Galende (Mel para los amigos). Tuve la gran suerte de nacer en una familia humilde, pero bien avenida. Soy el menor de cuatro hermanos: dos varones y dos hembras. Mis hermanos al ser mayores siempre iban por delante, como preparando el camino.
Mis padres, al igual que los demás vecinos del pueblo, se dedicaban a la agricultura, pequeñas explotaciones familiares que apenas producían para malvivir, ya que en los años que nos ocupa (la década de los 50) en plena posguerra civil, además de la situación política del momento, el campo estaba muy atrasado, todas las labores se hacían a mano, por lo que había una producción mínima. En esta situación, mis padres (como los demás en general) echaban mano de los niños para diversos menesteres.
Mi pueblo era y es pequeño, de unos 800 habitantes por aquellos años, habría unos 150 vecinos, es decir familias empadronadas.
La escolarización era obligatoria para niños y niñas, comprendidos entre los 7 y 14 años. Había una escuela minoritaria dividida en dos, las niñas tenían su maestro, fue una época que la recuerdo con mucho cariño, a pesar que, en los siete años que duró la enseñanza básica pasaron por la escuela cinco o seis maestros, cuando cambiaba el maestro nos cambiaba de libros de ahí el dicho: “cada maestrillo su librillo”.
Había unos 40 niños escolarizados y otras tantas niñas, que nos juntábamos en pandillas, para jugar a diversos juegos, escondite, correr, etc.
Cumplidos los 14 años, se dejaba la escuela y entonces nos incorporábamos al trabajo en la unidad familiar, había que pensar en algo que mejorara nuestro futuro. A finales de los años cincuenta Alemania solicita trabajadores para diversos sectores, había llegado el momento de intentar mejorar nuestro porvenir, comienza la emigración a Alemania principalmente, también a Francia, Suiza y en menor medida a otras capitales europeas.
En los años 60 con el plan de desarrollo industrial del Ministerio de Industria, empieza la inmigración del campo hacia las ciudades, principalmente Barcelona y Madrid, afectando a un número significativo de jóvenes, entre los cuáles me encontraba yo, que ingreso en septiembre de 1950 en una escuela de formación profesional industrial, en la cual permanecí durante cinco años, terminada mi formación me incorporo al mundo del trabajo, ingresando en una fábrica del sector metalúrgico.
Melquiades Palacios
Mi admirado Hernán Cortés:
Le escribo estas letras para hacer llegar mi ilusión de que
me hubiese gustado estar con usted en su tropa, de la cual formaba parte María
de Estrada, una de las mujeres españolas que participó en la expedición de la
conquista y peleó en la batalla con una lanza en la mano como si fuera uno de
los hombres más valerosos.
No le he dicho que soy Ana María Prieto Ruiz, natura de
Castilleja de la Cuesta, donde usted Sr. Conquistador pasó unos meses y es muy
querido y admirado por mi pueblo. Como le digo siempre tuve la curiosidad de
saber de vuecencia. Allá donde usted esté mis mejores deseos de que esté bien.
Atentamente Ana María Prieto Ruiz.
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