Pues bien, yo veo algo más, veo unos seres capaces de crecer y florecer en cualquier circunstancia, da igual si hay sequía, da igual cuan hostil sea el terreno, ellos con una pequeña gota de agua, un poco de suelo al que agarrarse a modo de esperanza y algún atisbo de luz, son capaces de vestir cualquier lugar con su hermoso color.
Esto mismo me gusta aplicarlo a las personas, aquellas que a pesar de las dificultades al igual que los jaramagos y por muy duras que sean sus circunstancias, son capaces de hacer brotar una sincera sonrisa y de darse a los demás con toda generosidad a cambio de cualquier pequeño gesto que tengas hacia ellos.
Y, ¿por qué no aplicarlo al amor también?
A lo largo de mi vida he sido testigo de historias imposibles, pero que a pesar de todas las adversidades han sabido seguir adelante.
Así, que si algún día paso por tu lado y como quien no quiere la cosa te saludo con un….¡hasta luego, jaramago! O un… ¿qué tal, jaramago?, no te ofendas conmigo, es sólo el reconocimiento por mi parte hacia tu lucha por la superación, además de un gesto de admiración.
Firmado:
Una Jaramaga
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